El pasado martes 6 de septiembre, el ayuntamiento de Sevilla sufrió un ciberataque que paralizó todos sus servicios digitales. El ataque fue realizado por un grupo de hackers que se identificó como Lockbit, uno de los más activos y peligrosos del mundo. Los atacantes exigieron un rescate en criptomonedas para liberar los sistemas y amenazaron con publicar los datos robados si no se pagaba.

El ayuntamiento de Sevilla decidió no negociar con los hackers y activó un protocolo de emergencia para restaurar los servicios lo antes posible. Sin embargo, el proceso ha sido lento y complejo, ya que se trata de un ataque de ransomware, un tipo de malware que cifra los archivos y los hace inaccesibles. El ataque ha afectado a la web municipal, al registro electrónico, al padrón, al catastro, a la gestión tributaria, a la policía local y a otros servicios esenciales.

El ciberataque al ayuntamiento de Sevilla ha sido similar al que sufrió el Hospital Clinic de Barcelona en marzo de este año, también por parte de Lockbit. Este grupo de hackers se caracteriza por usar técnicas sofisticadas para infiltrarse en las redes de sus víctimas y por pedir rescates muy elevados. Además, cuenta con una plataforma en la dark web donde publica los datos robados de las organizaciones que no pagan.

El ciberataque al ayuntamiento de Sevilla ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las administraciones públicas ante este tipo de amenazas y la necesidad de reforzar la ciberseguridad. También ha generado una gran preocupación entre los ciudadanos, que se han visto afectados por la interrupción de los servicios y por el riesgo de que sus datos personales hayan sido comprometidos. El ayuntamiento ha asegurado que está trabajando para resolver la situación y que colabora con las autoridades competentes para investigar el origen y el alcance del ataque.

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